En diálogo con la Agencia de Noticias Hawzah , el Huyyat al-Islam wal-Muslimin Alí Farahani, refiriéndose al mensaje reciente del Líder Supremo con motivo de Arbaín de Huséin (la paz sea con él), señaló: “Para cumplir de la mejor manera la misión que el líder de la comunidad ha asignado a un grupo específico, es decir, al clero, debemos considerar seis puntos fundamentales. Si estos aspectos se conjugan, podremos desempeñar mejor nuestra misión. Del mismo modo que en la oración no basta con cumplir su obligatoriedad, sino que debemos esforzarnos por rezar de manera hermosa, esta responsabilidad social debe también cumplirse de forma bella y eficaz para lograr mayor impacto”.
Guerra híbrida y la necesidad de una espiritualidad realista
El investigador señaló: “La guerra híbrida es hoy una realidad frente a nosotros. Se manifiesta en múltiples dimensiones. Narrarla como si fuera una guerra simple conduce a la desesperanza. El Líder Supremo ha planteado la cuestión de la espiritualidad acompañada de paciencia, serenidad y resiliencia”.
El profesor del seminario de Qom recordó: “El mártir Motahari afirmaba que en el mundo islámico existen dos tipos de espiritualidad: una romántica e irreal, y otra realista. La espiritualidad romántica convierte al ser humano en un ave sin alas, incapaz de volar. En cambio, la espiritualidad realista, aunque quizá despierte menos entusiasmo aparente, eleva al ser humano hacia el vuelo. Hoy es esencial que logremos instaurar esta espiritualidad real y auténtica”.
Añadió: “El elemento de la guerra híbrida, unido a la espiritualidad realista, es decisivo. Esta se materializa cuando, en el escenario real, logramos explicar el monoteísmo, la intercesión y la espiritualidad islámica. Si reducimos la guerra híbrida a una lucha simple, estaremos errando gravemente”.
El profesor destacó que el predicador, el orador y el conferenciante deben poseer una visión realista para representar y narrar adecuadamente los acontecimientos, y así asentar la espiritualidad sobre ellos. “Esta guerra híbrida se despliega en múltiples niveles. El primer paso en este campo ha sido la guerra dura”, indicó.
El clero y la misión de esclarecimiento en la era de la guerra híbrida
La entrada de Irán en el club de las superpotencias
Farahani añadió: “Hoy hemos ingresado oficialmente en el club de las superpotencias mundiales, y existen abundantes evidencias que en su debido momento deben exponerse. Al incorporarnos a este club, el eje principal pasa a ser la guerra híbrida, pero debemos narrar sus dimensiones de acuerdo con la condición de superpotencia de Irán”.
Yihad y lucha en la lectura de El Hombre de 250 años
El profesor explicó: “Si queremos exponer la espiritualidad islámica en este contexto, debemos atender a los conceptos planteados por el Líder Supremo, en particular en su obra El Hombre de 250 años. Él considera que el modelo supremo de espiritualidad es el momento del martirio y de la yihad. Si observamos esta obra bajo la lectura del Líder, percibimos un eje común: la lucha y el combate. No debe pensarse que el Imam Sádiq (la paz sea con él) no fue un hombre de yihad, o que el Imam Zayn al-Abidín (la paz sea con él) se limitaba a rezar sin participar en la lucha. Tales ideas son completamente erróneas”.
Y añadió: “A lo largo de los últimos 250 años, nuestra lucha se ha manifestado de distintas formas. Es una batalla que constituye el auténtico ‘espíritu del significado’ (ruh al-ma‘na), y este espíritu habita dentro de una espiritualidad genuina. Cuando ambos convergen, se expresan en moldes diversos, adaptados a las circunstancias cambiantes. El predicador debe ser capaz de exponer estos moldes de manera clara a su audiencia; ambos aspectos deben avanzar en paralelo”.
El investigador señaló: “En la época del Imam Reza (la paz sea con él), este asunto adquirió una forma particular. En distintos periodos de esta prolongada lucha, desde la guerra de doce días hasta la etapa posterior a la guerra dura en la que aún nos encontramos, hemos necesitado de estos modelos”.
Táctica ofensiva y el arte de explicar el mensaje de Karbalá
El Huyyat al-Islam Farahani recordó: “Debemos explicar cómo, mediante las herramientas mediáticas, podemos fortalecer la resiliencia social desde una perspectiva religiosa y espiritual. En este sentido, destaco tres puntos. El primero es teórico y fundamental para el predicador consciente: el Líder Supremo, en su época como presidente, explicó el concepto de taqiyya (disimulo estratégico). Él señaló: ‘La taqiyya es una táctica mediante la cual retrocedemos para luego dar un salto hacia adelante y avanzar más allá de donde estábamos’. Por tanto, la taqiyya es un movimiento activo, no pasivo. El orador debe transmitir este significado a su audiencia, educando a una sociedad combativa y no apática. No hay lugar para la pasividad”.
Agregó: “El segundo punto es que, desde tiempos antiguos, el tema más central del chiismo, es decir, Ashura, siempre ha estado vinculado al arte. Los filósofos dicen que el ser humano no es simplemente intelecto, sino alma. Y esta alma, al descender del plano superior de la razón al mundo material, triunfa cuando el mensaje racional atraviesa la imaginación y se hace tangible. La emoción es el motor que impulsa la razón”.
El investigador indicó: “En los principios de la expresión se establece que, en ocasiones, un solo signo no basta para transmitir un mensaje, y se requiere multiplicidad de signos. Necesitamos recurrir ampliamente al arte de emplear múltiples símbolos. El aprovechamiento máximo de esta diversidad de significados es crucial”.
El clero y la misión de esclarecimiento en la era de la guerra híbrida
Transformación en la formación de los seminaristas
Farahani continuó: “Hubo una época en la que se sostenía que un seminarista no podía formarse con grabaciones. Se decía que debía ver directamente a su maestro, y que el casete no bastaba. Esto ralentizó el progreso de los estudiantes. Sin embargo, estudiar a través de grabaciones permitía beneficiarse de las enseñanzas del maestro día y noche. Al eliminar esta posibilidad, privamos a los seminaristas de un aprendizaje intensivo y acelerado. Un alumno debía convertirse en sabio en cuatro años en lugar de catorce”.
El profesor de Qom explicó: “Nuestros grandes eruditos enfatizaban esto para que los estudiantes no solo aprendieran conocimiento, sino también la forma de vida clerical. Los seminaristas deben nutrirse de las lecciones éticas de sus maestros. El alumno debe analizar sus necesidades y encontrar en cada una un modelo que lo inspire. Quienes no lo hicieron quedaron rezagados. La pandemia de coronavirus mostró claramente quiénes habían trabajado en este campo y quiénes no, y estos últimos salieron perjudicados”.
Añadió: “Estamos obligados a conocer bien el marco temporal y espacial. Quien conoce su época no se ve derrotado por las dudas. Debemos construir ‘motos acuáticas’ (herramientas ágiles). Debemos formar seminaristas capaces de impulsarse con las exigencias de su entorno, en lugar de ser arrastrados por los acontecimientos”.
Creatividad en la predicación moderna y el talento de los seminaristas revolucionarios
Concluyó: “Debemos dar tiempo al seminarista joven para que desarrolle estilos innovadores de predicación. El seminarista revolucionario de hoy debe aprender los mensajes genuinos del Islam a través del Líder Supremo, del difunto Allameh Misbah y otros grandes maestros, y presentarlos en contextos de predicación adaptados con sus propios métodos.
El alumno debe aplicar su creatividad en el ámbito de la difusión. Las herramientas de predicación dependen de nuestra comprensión del momento presente. Debemos permitir que la creatividad se manifieste. Las nuevas experiencias y los estilos novedosos de predicación nos sorprenderán”.
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