Según informó el servicio internacional de la Agencia de Noticias Hawzah, el Departamento de Estado anunció oficialmente que las medidas sancionatorias contra al-Nuyaba dejan de estar clasificadas únicamente bajo la categoría SDGT (relacionada con sanciones financieras y económicas) para pasar al rango de FTO, lo que implica consecuencias de seguridad y penales.
Con esta reclasificación, Washington define a al-Nuyaba como una organización extranjera que constituye una amenaza real para la seguridad y los intereses nacionales de Estados Unidos y sus aliados, como Israel.
Uno de los aspectos centrales de este nuevo marco sancionatorio es la criminalización y persecución judicial de individuos u organizaciones que, de cualquier manera, brinden apoyo al movimiento al-Nuyaba u otros grupos de la resistencia iraquí.
La medida más dura en el arsenal diplomático de EE. UU.
Este mecanismo sancionatorio representa la herramienta más severa del gobierno estadounidense contra organizaciones a las que considera una “grave amenaza para la seguridad global”.
En la práctica, Washington envía con ello un mensaje claro a al-Nuyaba: a partir de ahora será tratado como una entidad independiente —y no meramente como un actor subsidiario— que amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos. En consecuencia, sus miembros, simpatizantes y aliados ya no estarán exentos de ser procesados y castigados por colaborar con la resistencia.
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