martes 16 septiembre 2025 - 20:25
¿Es tu fe un fruto de tu lugar de nacimiento?

Hawzah/ La vida en cualquier rincón del mundo es el contexto en el que el ser humano echa raíces, pero lo que determina el camino final no son únicamente las condiciones ambientales. Al final, es el poder de pensamiento y elección del individuo lo que traza su verdadero camino.

Según informa la Agencia de Noticias Hawzah, el lugar de nacimiento es solo el punto de partida, pero la verdad del camino de la vida se forja en la decisión y elección consciente del ser humano.

Es cierto que el ser humano no ha elegido su lugar de nacimiento ni su entorno familiar; pero esta realidad no significa una predeterminación (Yabr) en la elección de la creencia, y el punto crucial es que, en la lógica religiosa y filosófica, el ambiente no es una condición determinante y coercitiva para la fe del hombre, sino uno de los factores influyentes.

El ser humano es una criatura que, además de la herencia y el ambiente, posee razón y libre albedrío (Ikhtiyar), y es esta misma razón y libre albedrío lo que lo hace responsable y obligado (Mukallaf). El ambiente solo crea un "contexto", no un "destino irrevocable". Por lo tanto, el factor determinante principal es la elección y la búsqueda de la verdad por parte del ser humano, no meramente su lugar de nacimiento.

La diferencia entre "Ambiente" y "Elección"

Sí, el ambiente puede influir mucho. Si alguien nace en una familia judía, cristiana o no religiosa, probablemente acepte sus enseñanzas al principio; pero a partir de un punto, el ser humano adquiere la capacidad de cuestionar y elegir. Por esta razón, Dios en el Corán invita repetidamente a reflexionar y razonar:

«أَفَلا یَعْقِلُونَ؟» (¿Acaso no razonan?)

Esto significa que la prueba divina (Huyyah) no es solo el "ambiente", sino también la "razón".

Responsabilidad proporcional al conocimiento

En la justicia divina existe un principio importante: cada uno es responsable según sus condiciones y su conocimiento. Si alguien crece en un ambiente donde el camino de la verdad le está completamente oculto y no tiene medio alguno para buscarla, Dios lo juzgará en esa misma medida, no más.

Pero si un día se le da una oportunidad, escucha una palabra o ve una señal que lo hace reflexionar y aun así permanece indiferente, entonces adquiere responsabilidad. Por lo tanto, Dios no impone a nadie una obligación más allá de su capacidad: «لا یُکَلِّفُ اللّهُ نَفسًا إِلا وُسعَها» (Dios no exige a nadie por encima de sus capacidades. Corán, 2:286)

Por ejemplo:

Salman al-Farsi (Salman el Persa) nació en una familia zoroástrica y en un ambiente alejado del Islam, pero como buscaba la verdad, encontró el camino correcto. Por el contrario, Abu Lahab estuvo en el corazón del ambiente islámico, junto al Profeta (PBD), pero por obstinación y amor al mundo (Dunya-talabi), eligió el camino falso.

Este ejemplo histórico es exactamente como nuestra situación actual: algunos, incluso en los ambientes más difíciles, siguen buscando la verdad; otros, incluso en los mejores ambientes, permanecen negligentes.

O en el caso de la cuestión palestina, vemos ahora que en muchos países occidentales –como Estados Unidos, Francia o Inglaterra– hay seres humanos que ni siquiera son musulmanes, pero que con su conciencia y razón han llegado a la conclusión de que deben enfrentarse a la opresión de Israel y defender a los oprimidos; a pesar de haberse criado en un ambiente donde sus medios de comunicación generalmente toman partido por Israel, se han mantenido firmes e incluso están dispuestos a pagar el precio y afrontar problemas; desde ser despedidos de sus trabajos hasta ser expulsados de la universidad y otros incidentes, pero estas cosas no les impiden permanecer firmes en la verdad.

Por otro lado, en algunos países musulmanes, a pesar de que, basándose en fundamentos religiosos, han escuchado desde niños que deben apoyar al oprimido, son indiferentes o incluso se han convertido en justificadores de la opresión. Esto muestra que el ambiente por sí solo no es determinante; el ser humano debe elegir por sí mismo.

Imaginen a dos personas estudiando en la misma universidad. Una, en una carrera difícil, con pocos recursos, pero con mucho esfuerzo, triunfa e incluso supera a los demás. La otra, en la mejor carrera, con los mejores profesores, pero debido a la indiferencia y pereza, se queda atrás.

Las condiciones podrían haber ayudado o sido un obstáculo, pero la decisión y voluntad del individuo fueron determinantes.

A veces vemos a un hijo en una familia corrupta y falta de ética, que sin embargo elige un camino saludable y se convierte en una persona valiosa. Por el contrario, alguien que se cría en una familia religiosa o instruida, pero es arrastrado por caminos incorrectos.

Aquí también se hace evidente que el ambiente es solo un "contexto", no un "destino".

La filosofía de la diferencia de ambientes

Quizás se pregunten: Bueno, ¿por qué Dios no colocó a todos desde el principio en un ambiente adecuado y en una familia creyente?

La respuesta es que el mundo es un campo de pruebas, y una prueba sin diferencias de condiciones carece de sentido. La justicia divina consiste en juzgar a cada uno según sus propias condiciones, no en colocar a todos en las mismas circunstancias. Es como si un profesor diera preguntas diferentes a los estudiantes pero calificara proporcionalmente a la dificultad de la pregunta.

Incluso, según algunas narraciones (Rewayat), cuando el Imam Mahdi (la paz sea con él y acelere su llegada) se manifieste;

¡Algunos que aparentemente eran musulmanes, incluso practicantes y eruditos, se levantarán frente al Imam y se le opondrán!

Por el contrario, algunos del bando de la incredulidad o incluso aquellos que han estado años en la ignorancia, cuando vean la verdad clara y sin velos, cambiarán su camino y se convertirán en auxiliares (Awliya) del Imam.

Conclusión:

Por lo tanto, nacer en Israel, Irán, Europa o cualquier otro lugar es solo una parte de la historia. La parte principal es que el ser humano tiene el poder de discernir y cambiar. Quien busque la verdad, Dios también le abrirá el camino:

«وَالَّذینَ جاهَدوا فینا لَنَهدِیَنَّهُم سُبُلَنا» (Y a quienes se esfuerzan por Nosotros, ciertamente les guiaremos hacia Nuestros caminos. Corán, 29:69)

Por consiguiente, ni nacer en Israel, ni en Irán, ni en ningún otro lugar, determina irrevocablemente el destino final. El ambiente puede hacer el camino más difícil o más fácil, pero la elección final es del propio ser humano.

El ambiente, los medios, la familia y la sociedad son importantes, pero la "elección del ser humano" es más importante.

Dios juzga a cada persona de acuerdo con las condiciones y oportunidades que ha tenido. Es natural que las expectativas de Dios para alguien nacido en una familia religiosa, sana y erudita, con oportunidades de crecimiento espiritual, sean mayores que para alguien que no ha tenido tales condiciones. Por lo tanto, la cuenta y el balance divinos son justos, y cada uno es interrogado según su capacidad y condiciones, no más.

Las señales de la verdad siempre existen, de una forma u otra, en todo ambiente; la cuestión es cuánto abrimos los ojos y los oídos.

Así que, si alguien dice "Como nací en Israel o Europa o cualquier otro lugar, no pude encontrar el camino correcto", esta afirmación no es precisa. Porque incluso allí hay quienes buscaron la verdad y encontraron el camino.

Por supuesto, algunos creen que nacer y crecer en un ambiente religioso está relacionado con el mundo de los átomos (Alam al-Dharr), pero dado que este es un tema complejo y controvertido entre los eruditos, nos abstendremos de tratarlo aquí.

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