Agencia de Noticias Hawzah – El Hoyyat al-islam Mohsen Jahangiri realizó estas declaraciones el miércoles en la ceremonia de clausura de la primera Conferencia Científica Internacional titulada “El Mártir Sayyed Hassan Nasrallah: El Secreto de la Resistencia y el Genio del Liderazgo”, organizada por la Universidad Razavi de Ciencias Islámicas. El evento contó con la asistencia de profesores de seminarios y universidades, investigadores, estudiantes y una gran cantidad de figuras y simpatizantes del frente de resistencia.
Dirigiéndose a la concurrencia, Jahangiri destacó el papel crucial de los eruditos religiosos en la salvaguardia de la fe y la sociedad, junto con la importancia estratégica del movimiento de resistencia para avanzar en lo que describió como objetivos divinos y morales. Señaló que el mártir Sayyed Hassan Nasrallah se encuentra entre las figuras más prominentes e influyentes en la historia contemporánea de los movimientos de resistencia.
En su calidad de presidente del Consejo Científico de la conferencia nacional, Jahangiri se refirió a una narración del Imam Hadi (la paz sea con él), citada por el difunto Tabarsi, para subrayar la responsabilidad de los eruditos durante la era de la ocultación. Dijo que sin la presencia de estudiosos comprometidos para proteger a la sociedad de la desviación intelectual, la incredulidad y las conspiraciones enemigas, la comunidad religiosa enfrentaría una grave erosión de la creencia y la identidad.
Enfatizó que los eruditos, a través de una conducta recta, una ética divina y un discurso arraigado en las enseñanzas de la revelación y la escuela de la Gente de la Casa (la paz sea con ellos), unen los corazones de la gente en torno a la religión de Dios y evitan que fuerzas hostiles desvíen a la sociedad del camino divino.
El Hoyyat al-islam Jahangiri describió al movimiento de resistencia como una de las manifestaciones más claras de tal guía divina, afirmando que la resistencia es un movimiento basado en la fe, fundamentado en la racionalidad religiosa y la adhesión al sistema de tutela, en el que los eruditos juegan un papel decisivo en su articulación, clarificación y consolidación.
Añadió que la conferencia se celebró para honrar al líder de la resistencia y transmitir un mensaje claro a la opinión pública mundial: que el camino correcto para las naciones no es el compromiso con la arrogancia ni la sumisión a los dictados de las potencias dominantes.
Advirtiendo contra la complacencia y el apego a los deseos mundanos, Jahangiri afirmó que aceptar la lógica de la arrogancia representa una desviación del camino divino. “El verdadero camino”, señaló, “es mantenerse firmes por la causa de Dios Todopoderoso, defender a los oprimidos, restaurar sus derechos y avanzar hacia el allanamiento del camino para el retorno del Imam de la Época (la paz sea con él) y la realización de la justicia divina”.
Declaró además que los mártires de la resistencia, particularmente el mártir Sayyed Hassan Nasrallah, encarnan este camino de una manera tangible y perdurable, dejando tras de sí un modelo definido por el coraje, la perspicacia, la sinceridad y la firmeza para la nación islámica y los pueblos amantes de la libertad en todo el mundo.
Refiriéndose nuevamente a la personalidad de Nasrallah, el presidente de la Universidad Razavi afirmó que el difunto líder ejemplificó un liderazgo basado en la fe combinado con racionalidad y valentía. “Demostró que la resistencia no es una táctica temporal o faccional”, dijo Jahangiri, “sino una escuela de pensamiento religiosa y humana profundamente arraigada, capaz de alterar las ecuaciones impuestas por las potencias globales y mantener viva la esperanza en los corazones de los oprimidos”.
Concluyó instando a los académicos, estudiantes e investigadores a continuar el camino de los mártires de la resistencia mediante esfuerzos académicos y culturales, subrayando que explicar y desarrollar los fundamentos intelectuales de la escuela de la resistencia es una forma efectiva de promover los ideales de la Gente de la Casa (la paz sea con ellos) y lo que describió como los elevados objetivos de la Revolución Islámica.
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