¿Por qué me ha afligido Allah?

Tengo treinta años, pero el dolor y la enfermedad han hecho con mi cuerpo lo que ni siquiera han hecho con los cuerpos de los ancianos. Estoy cansado de los médicos y los medicamentos. He perdido la esperanza en todo —incluso en las súplicas y promesas—, aunque sigo respetando la religión y a los sabios. Me siento constantemente enfadado por mi estado y me pregunto por qué Allah me ha afligido con dificultades que han sacudido mi fe y me han vuelto ansioso ante la menor perturbación. Sinceramente espero, con su ayuda, poder encontrar felicidad en la vida junto a mi esposa y mis hijos, quienes también sufren conmigo.

Hawzah / Pregunta:

Tengo treinta años, pero el dolor y la enfermedad han hecho con mi cuerpo lo que ni siquiera han hecho con los cuerpos de los ancianos. Estoy cansado de los médicos y los medicamentos. He perdido la esperanza en todo —incluso en las súplicas y promesas—, aunque sigo respetando la religión y a los sabios. Me siento constantemente enfadado por mi estado y me pregunto por qué Allah me ha afligido con dificultades que han sacudido mi fe y me han vuelto ansioso ante la menor perturbación. Sinceramente espero, con su ayuda, poder encontrar felicidad en la vida junto a mi esposa y mis hijos, quienes también sufren conmigo.

Respuesta:

La revista iraní Ittila’at ‘Ilmi (vol. 23, año 7) citó un estudio científico publicado en Reader’s Digest (febrero de 1993) que destacó que la mayoría de las enfermedades físicas son resultado de trastornos psicológicos. Según esta investigación, cuando una persona descuida su bienestar mental, se convierte en la causa directa de sus propias dolencias corporales.

El estudio explica:

“Por ejemplo, el cáncer y la tuberculosis suelen afectar a quienes se quejan constantemente y viven sumidos en la desesperación. Las úlceras estomacales atacan con frecuencia a las personas obsesionadas con la ambición y el estatus. La artritis y las inflamaciones crónicas son comunes entre quienes albergan odio, se niegan a perdonar y guardan rencor. Los dolores de cabeza suelen aparecer en quienes reprimen su ira.”

Y continúa:

“Las alteraciones emocionales como la ira, el miedo y la ansiedad agotan al cuerpo y a la mente de su energía vital. Este desgaste conduce a la fatiga, al dolor y finalmente a la enfermedad.”

Asimismo, agrega:

“La confianza en uno mismo y la capacidad de controlar el miedo y la preocupación permiten realizar las tareas diarias con alegría y serenidad. Con paz interior, el cuerpo goza de seguridad y buena salud. Incluso un hueso roto sana más rápido cuando la mente está tranquila y el corazón satisfecho.”

El autor concluye:

“Para conservar la salud física, es necesario liberarse de los sentimientos de fracaso y derrota. Si una persona permite que esas sensaciones la aprisionen, inevitablemente sufrirá dolencias como el asma, los dolores de cabeza o la inflamación de los senos nasales.”

Querido hermano, deseo recordarte esto: todos debemos cuidar de nuestra salud integral —tanto física como mental—. Debemos esforzarnos por alcanzar ese equilibrio y animar a los demás a hacerlo, para que nuestros cuerpos y mentes disfruten de paz y estabilidad. Como dice el refrán: ‘Una mente sana habita en un cuerpo sano’.

Las enseñanzas islámicas siempre han subrayado que la salud física es el resultado del bienestar mental y espiritual. De hecho, el Islam fue la primera tradición en proponer un enfoque científico y equilibrado para mantener la salud del cuerpo y del alma.

Este estudio moderno, que en realidad solo confirma la visión islámica, destaca varios principios ya presentes en las enseñanzas del Islam:

Convéncete cada día de que estás sano y a salvo. Esta afirmación positiva fortalece la mente y previene los sentimientos de debilidad o rendición ante la enfermedad.

Vive con moderación. Evita la avaricia y el apego excesivo a lo mundano, pues esto genera estrés y agotamiento físico y emocional.

Dedica tiempo al descanso y a la recreación sana.

Cree sinceramente en Allah. Siente en tu corazón el calor de la fe, para hallar consuelo y alegría en Su recuerdo y adoración.

Esfuérzate por mejorar cada día. Dite a ti mismo: “Hoy soy mejor que ayer”, y hazlo realidad, para que tu conciencia no te reproche autoengaño.

Si sigues estas cinco recomendaciones a la luz de los hechos médicos mencionados, encontrarás alegría interior y paz psicológica, lo que a su vez te otorgará salud física y energía productiva.

También debes saber que la duda en las creencias religiosas verdaderas provoca angustia psicológica, que puede manifestarse como enfermedad corporal. En una época en que la ciencia moderna y numerosos psicólogos occidentales reconocen que la fe en Dios desempeña un papel decisivo en la curación del cuerpo y la mente, no conviene que un musulmán permita que Satanás o sus agentes siembren duda y confusión en su corazón.

Se narra que el Profeta del Islam (Dama) dijo:

“Me asombra el creyente que se entristece por la enfermedad. Si supiera cuántos beneficios encierra, desearía permanecer enfermo hasta encontrarse con su Señor.”

Esto, por supuesto, se aplica a los casos en los que la enfermedad es crónica, incurable o cuando el creyente no puede costear el tratamiento.

Querido hermano, te exhorto a que regreses de todo corazón a tu fe y obtengas fortaleza de ella, para no fallar en esta prueba. De lo contrario, podrías perder tanto esta vida como la del más allá. Recuerda que perder los placeres de este mundo es mucho más fácil que perder el Paraíso eterno, donde no existen el dolor, la enfermedad, la vejez ni la muerte.

Fuente: “Para un futuro mejor”, por Husain Ansariyan

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