¿El Corán menciona a los chiitas, sunitas y wahabitas?

Hawzah/ En el Corán no se menciona a los chiitas, sunitas o wahabitas, sino que se enfatiza en seguir el Islam. Estas escuelas aparecieron después del fallecimiento del Profeta (P) a raíz de diversas discrepancias. El chiismo, basado en el principio del Imamato de Ahl al-Bayt (P), tiene raíces en las palabras del Profeta (P), mientras que el sunnismo subraya la obediencia a los califas.

Según informa la Agencia de Noticias Hawzah, ¿acaso las diferencias religiosas tienen un origen celestial o son producto de la mano humana? Entre el chiismo, el sunnismo y el wahabismo, ¿cuál interpretación del Islam refleja la verdad de la religión?

Pregunta:

¿Existen en el Corán versículos acerca del wahabismo, el chiismo y el sunnismo? Si no es así, ¿cómo surgieron? ¿Por qué seguir algo que no está en el Corán?

Respuesta:

En el Sagrado Corán no hay ningún versículo sobre chiismo, sunnismo, wahabismo u otras corrientes islámicas. En cambio, en el Corán se menciona únicamente el Islam como religión de Dios, y se hace obligatorio para las personas seguirlo.

Dios dice en el Corán: «En verdad, la religión ante Dios es el Islam» ; y también dice: «Quien busque otra religión distinta al Islam, no le será aceptada, y en la otra vida será de los perdedores» .

Por lo tanto, seguir el Islam, tal como está expresado en el Corán y en las narraciones del Profeta del Islam (P), es obligatorio para todos. Sin embargo, después del fallecimiento del Mensajero de Dios (P), surgieron discrepancias entre los musulmanes y se fundaron diferentes escuelas, cada una reclamando que su doctrina era el verdadero Islam. En consecuencia, corresponde a cada individuo investigar y estudiar para reconocer cuál de estas escuelas se corresponde plenamente con el Islam, es decir, cuál representa realmente el mismo Islam que adoptó un segundo nombre. Una vez identificado el camino verdadero, la persona debe seguirlo en virtud del versículo: «Quien busque otra religión distinta al Islam, no le será aceptada, y en la otra vida será de los perdedores».

La historia de la humanidad demuestra que siempre que aparece una religión, ya sea celestial o no, sus seguidores por distintas razones sociales, psicológicas o éticas, han generado divisiones que llevaron a la formación de sectas y doctrinas.

Lo mismo sucedió con los musulmanes tras la muerte del Profeta del Islam (P). Factores sociales y extrarreligiosos influyeron en las actitudes y pensamientos de algunos musulmanes, tanto en los primeros tiempos del Islam como después, lo que hizo que adoptaran distintos caminos bajo el nombre de Islam. Cada grupo consideró su camino como el verdadero, mientras que el Islam puro y genuino —revelado al Profeta del Islam (P) sin defecto alguno como guía de la humanidad— quedó oculto para la mayoría de la gente, provocando confusión, desconcierto, pérdida de la unidad de la comunidad musulmana y hasta enfrentamientos violentos que debilitaron la fuerza frente a los enemigos.

Con esta introducción, explicaremos cómo surgieron el chiismo, el sunnismo y el wahabismo, para esclarecer cuál de ellos se ajusta verdaderamente al Islam que el Profeta de Dios (P) trajo para la humanidad. Para ello, debemos remontarnos a la primera diferencia que apareció en el Islam:

Uno de los programas esenciales y divinos del Mensajero de Dios (P) fue anunciar y consolidar la gracia del Imamato y el califato después de él . Debido a la importancia de esta cuestión y su papel en la guía de la comunidad islámica en los aspectos doctrinales, religiosos, científicos y políticos, el Profeta (P) insistió repetidamente en el Imamato durante su misión, exponiéndolo en múltiples ocasiones para que su comunidad no se desviara tras su partida, y para que, a través de los Imames legítimos, alcanzaran la salvación y la perfección.

Numerosas narraciones y hechos históricos, como el hadiz de Zaqalain , el hadiz de Manzilat , el hadiz de Gadir , el hadiz del papel y la tinta , entre otros, confirman este principio, transmitidos tanto en fuentes chiitas como sunitas.

Más allá de todas estas recomendaciones, tres días antes de su fallecimiento, el Profeta (P) quiso escribir un testamento para clarificar definitivamente el asunto del Imamato, además de querer enviar fuera de Medina, bajo el mando de Usama ibn Zayd, a quienes se oponían a este asunto. Su intención era ratificar formalmente el Imamato de Ali (P) Sin embargo, algunos compañeros rechazaron su orden, insistiendo en permanecer en Medina, lo que obligó al Profeta (P) a tratar el asunto en su presencia. Entonces dijo: «Traedme papel y tinta para que os escriba algo que evitará que os desviéis después de mí».

De inmediato, Umar respondió: «La enfermedad ha vencido al Mensajero de Dios (Dios nos libre, delira). Nos basta el Corán». Con estas palabras surgió una disputa entre los compañeros hasta que el Profeta (P) dijo: «Salid de mi casa». Así quedó sin escribirse aquella carta. Ibn Abbas solía llorar al recordar este hecho, diciendo: «La mayor desgracia para el Islam fue que no se permitiera al Mensajero de Dios escribir esa carta» .

Esta oposición de Umar al Profeta (P) sembró las raíces de la división en el Islam. Tras la muerte del Mensajero de Dios, se manifestó en la Saqifa de Banu Saida, donde, desoyendo las instrucciones del Profeta sobre el Imamato, un grupo de musulmanes se reunió para elegir de entre ellos a un califa. Esto dio origen al sunnismo.

En cambio, un pequeño grupo de compañeros permaneció fiel a las órdenes del Profeta (P), aceptándolas con el corazón y obedeciéndolas en cuanto al Imamato. Estos mantuvieron intacto el Islam verdadero, reconociendo la autoridad de Ali (P) y de Ahl al-Bayt (P). A estos musulmanes el mismo Profeta (P) los llamó chiitas , nombre que conservaron después de él hasta la actualidad.

En el Sagrado Corán, aunque no aparece el término chiita ni la denominación del chiismo, este nombre sí se menciona claramente en las palabras del Mensajero de Dios (P), donde Ali y sus seguidores son considerados entre los bienaventurados.

El nombre «chiitas de Ali» y los chiitas de Ahl al-Bayt (P) aparece en numerosas ocasiones en los dichos del Profeta (P). Así, Yabir ibn Abdullah Ansari relata: «Estábamos con el Profeta del Islam cuando Ali (P) apareció a lo lejos. El Profeta dijo: Juro por Aquel en cuyas manos está mi vida que este hombre (Ali a) y sus chiitas serán bienaventurados el Día de la Resurrección». Ibn Abbas narra que cuando fue revelado el versículo: «En verdad, quienes creen y obran rectamente, ellos son la mejor de las criaturas» , el Profeta (P) dijo a Ali (P): «Tú y tus chiitas sois la manifestación de este versículo; en la Resurrección estaréis complacidos y Dios también estará complacido con vosotros» .

En cambio, el nombre Ahl al-Sunna no aparece ni en el Corán ni en los hadices del Profeta (P). Al inicio, estos musulmanes no tenían un título específico, sino que eran conocidos como partidarios de los califas. Según Abu Hatim Razi, tras el asesinato de Uthman, en tiempos de Muawiya, fueron llamados «uthmaníes», mientras que los seguidores de Ali (P) eran conocidos como «alawíes». Durante la época abasí, los nombres de «alawíes» y «uthmaníes» quedaron en desuso; los alawíes volvieron a su antiguo nombre de chiitas y a los demás se les dio el nombre de «Ahl al-Sunna», denominación que se ha mantenido hasta hoy .

En cuanto al wahabismo, este constituye una rama del sunnismo fundada por Muhammad ibn Abd al-Wahhab ibn Sulayman al-Tamimi, nacido, según algunas fuentes, en el año 1111 H.Q., y según otras en 1115 H.Q. (1703 o 1704 d.C.), en la ciudad de Uyayna, en la región de Najd . El wahabismo comparte con el sunnismo sus creencias sobre el califato y la justicia de los compañeros, pero discrepa en temas como la intercesión, la búsqueda de intermediación (tawassul) y la visita a los santos y profetas. Considera la teología (ilm al-kalam) como un saber inválido, tacha a los sabios, juristas e intérpretes del sunnismo de innovadores y, en resumen, califica como incrédulos y politeístas a todos los musulmanes que no sigan a Muhammad ibn Abd al-Wahhab.

La génesis de esta doctrina se remonta al momento en que, tras la muerte de su padre en Harimla, Muhammad ibn Abd al-Wahhab comenzó a predicar sus creencias. En cada ciudad que visitaba, la gente lo rechazaba y lo expulsaba; incluso en Harimla intentaron matarlo, por lo que huyó a su ciudad natal, Uyayna, donde fue acogido por el gobernador Uthman ibn Muammar .

Uthman lo recibió con hospitalidad y Muhammad ibn Abd al-Wahhab le prometió el dominio de toda la región de Najd. Pactaron una alianza, pero no se mantuvo: ante la amenaza de Sulayman ibn Muhammad, emir de Ahsa, Uthman temió un ataque y expulsó a Muhammad ibn Abd al-Wahhab de Uyayna. En el año 1160 H.Q., este se trasladó a Diriyah, donde pactó con el emir Muhammad ibn Saud, ancestro de la dinastía Saud . Así se formó la base de la doctrina wahabita y del gobierno sustentado en ella, mediante la fuerza religiosa de Muhammad ibn Abd al-Wahhab por un lado y el poder político y militar de Muhammad ibn Saud por otro.

Muhammad ibn Saud, emir de Diriyah, pactó con Muhammad ibn Abd al-Wahhab para invitar a los musulmanes a la nueva versión wahabita del Islam, comprometiéndose incluso al combate y la guerra contra los musulmanes en nombre de Dios. Este gobierno adoptó una posición tan exclusiva frente a los demás musulmanes que parecía como si hubiera surgido un nuevo profeta enviado para salvarlos. Se enviaron cartas de invitación a las ciudades vecinas y, poco a poco, mediante masacres sangrientas y con el apoyo de fuerzas extranjeras, especialmente del gobierno británico, el wahabismo se expandió por la península arábiga. Finalmente, toda la región quedó bajo el dominio de la dinastía Saud, poder que continúa hasta la actualidad. El wahabismo y el gobierno saudí están tan entrelazados que la doctrina solo se materializa plenamente en dicho Estado, el cual respalda económica e ideológicamente a todos los wahabitas del mundo.

Aunque el wahabismo se considera parte del sunnismo, discrepa con las demás escuelas teológicas y con las cuatro escuelas jurídicas. En cuestiones de monoteísmo (tawhid), se opone a todos los sunitas, tanto teólogos como juristas. De hecho, los wahabitas declaran incrédulos a quienes creen en la intercesión, en el tawassul al Mensajero de Dios (P) y en la visita a su tumba, considerando lícita la sangre, los bienes y la honra de esos musulmanes. Al respecto, Qanuji afirma: «En nuestro tiempo, los seguidores de Abd al-Wahhab, que surgieron de Najd y dominaron los Dos Santuarios, atribuyéndose al madhab hanbalí, creen unánimemente que solo ellos son musulmanes y que todos los demás son politeístas, lo que ha llevado a considerar permitido el asesinato de sunitas y de sus sabios» .

De este modo, se observa que el wahabismo surgió en el siglo XII H.Q., lo que implica necesariamente que no existe rastro de esta doctrina ni en el Corán, ni en los hadices del Profeta del Islam (P), ni en la historia musulmana anterior a su fundación.

Fuentes para ampliar el estudio:

Los wahabitas, de Ali Asghar Faqihi.

Historia del chiismo y de las sectas islámicas, de Muhammad Jawad Mashkur.

Entonces fui guiado, de Sayyid Muhammad Tijani.

Al-Muraja‘at, de Sayyid Sharaf al-Din al-Amili.

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