jueves 15 mayo 2025 - 20:57
Celebridades, esclavos dorados que fortalecen el sistema de dominación

Hawzah/En el sistema de dominación global, se utiliza a las celebridades como rostros benévolos y símbolos de humanitarismo para mostrar una imagen placentera y engañosa del colonialismo moderno.

Según la Agencia de Noticias Hawzah, Hojjatoleslam val-moslemin Mirbagheri, en uno de sus discursos, abordó el tema del "deseo de fama como herramienta en el sistema de desarrollo colonial" y en este análisis examinó los mecanismos del poder, los medios y la fama para lograr objetivos expansionistas y de dominación mundial, que presentamos a ustedes, letrados.

Los factores que algunas personas consideran base y estándar para la fama y los procesos diseñados para alcanzarla no surgen de una "fama positiva". Claro que un creyente no necesariamente queda subyugado por estos procesos y puede intervenir en ellos y cambiar el camino, pero si se queda atrapado en estos procesos y entra con la esperanza de "usar la fama al servicio del islam una vez alcanzada", la realidad será contraria a esa expectativa. Porque el deseo de fama en la naturaleza humana nunca termina en un resultado positivo.

Sí, el deseo de sumisión y cercanía a Dios a veces da lugar a que la persona tolere el precio de la fama, puesto que, la fama no trae más que obligación y responsabilidad.

Examen de la naturaleza inherente de la fama en el ser humano

Una persona que ha alcanzado la fama, si quiere caminar en el camino divino, debe pagar un precio constante y no solo cargar con su propia carga, sino también la de otros.

Esa es la naturaleza inherente de la fama. Puede que el creyente acepte esos precios, pero ese creyente no es quien desee el tipo de fama definida en sistemas materialistas. Tampoco sigue los procesos diseñados para alcanzar ese tipo de fama.

Desde un punto de vista individual, si alguien pretende transitar la fama diseñada y moldeada por sistemas modernos para luego ponerla al servicio de objetivos positivos, se le aconseja, por compasión, evitar de forma firme ese camino.

Celebridades, esclavos dorados que fortalecen el sistema de dominación

Sin embargo, hay otro debate: en el sistema de la verdadera autoridad (Wilayah de la verdad), puede formarse otro tipo de fama y diseño social que no venga acompañado del apego al estatus, arrogancia y prepotencia.

En este modelo, la fama no solo es aceptable, sino que puede ser eficaz en la planificación y gestión social.

En tal proceso, si hay personas involucradas, es probable que mantengan su salud espiritual y mental, y su fama no se convierta en una herramienta para vanagloriarse, la humillación a otros o la alimentación psicológica de la atención pública.

El ser humano noble, no se seduce por ser el centro de atención

En la sociedad creyente también hay niveles. En tal sociedad, la "superioridad" es sinónimo de dignidad interna.

Quien tiene mayor piedad, quien ha avanzado más en la servidumbre y ha limpiado más su alma de impurezas, se ha mantenido lo más distante del demonio, por ello, ha alcanzado una posición superior.

Se vuelve "más noble ante Dios" y naturalmente obtiene dignidad, pero esa dignidad la comparte en beneficio de los demás.

El ser humano noble no disfruta ser el centro de atención ni se alimenta de su influencia y popularidad entre la gente. Al contrario, se entrega a los demás.

En la sociedad creyente, aunque hay niveles, la provisión y dignidad siempre fluyen de arriba hacia abajo, no que las clases bajas provean carga y recursos para el bienestar de las clases superiores. El ser humano noble no es quien arranque la alfombra de debajo de otros para ponerla bajo sus propios pies. ¡No tiene amor por la riqueza!

El Corán en la sura (89) Al-Fajr, cuando habla de personas que consideran las comodidades como señal de la gracia divina, dice: Es decir, cuando Dios prueba a una persona y le concede bendiciones y dignidad, esta piensa que esa honra proviene del Señor.

«فَأَمَّا الْإِنسَانُ إِذَا مَا ابْتَلَاهُ رَبُّهُ فَأَکْرَمَهُ وَنَعَّمَهُ فَیَقُولُ رَبِّی أَکْرَمَنِ»

Pero el Corán aclara que esa idea es errónea. Los bienes y bendiciones mundanas no son necesariamente señal de dignidad divina. Si alguien realmente ha recibido la honra de Dios, esa nobleza debe manifestarse en su comportamiento y relaciones.

En ese caso, hay que preguntar: ¿Usted, que aparentemente ha recibido esos recursos, por qué en su comportamiento no muestra cualidades de nobleza?

Si esas bendiciones son señal de dignidad divina, ¿por qué no las usa para honrar a los demás?

¿Por qué no actúa con humildad hacia los pobres? ¿Por qué no usa esas bendiciones para levantar a los caídos e invita a otros a compartir la alegría de ayudar a los necesitados?

Quien se considera noble, debe actuar de esta manera.

Pero la historia siempre ha sido testigo de personas que no solo no usaron sus recursos para la nobleza, sino que absorbieron la herencia de otros para sí mismos, el amor al estatus y la riqueza los apartaron de la naturaleza y cometieron un grave error de cálculo que a lo largo de la historia ha llevado a la caída humana repetidamente.

Las nuevas corrientes místicas son como sanguijuelas que chupan la energía espiritual humana

El ser humano moderno también sufre ese error de cálculo. Se apropia de todos los recursos del mundo para sí mismo, con la diferencia de que en el pasado no tenía el hardware ni software necesario, pero hoy con la aldea global ha puesto desde lo profundo de la tierra hasta la capacidad humana al servicio de sus intereses.

Esta situación no es señal de dignidad, sino manifestación de ambición y deseo de fama.

En una sociedad cuyo eje principal es la dignidad, las personas viven según la piedad.

En esta estructura, quienes tienen un alma más pura, un comportamiento y palabras más mesuradas, y están más cerca de su líder, tienen mayor dignidad.

En estas relaciones, quienes tienen un nivel existencial más alto no solo tienen una posición social más alta, sino que son más nobles, piadosos, generosos, humildes y sumisos.

La humildad ante Dios y la modestia ante los siervos de Dios están arraigadas en ellos, no el deseo de fama ni alimentarse del espíritu de otros.

Ejemplos de este deseo de fama pueden verse en nuevas corrientes místicas, quienes se llaman a sí mismos "eje espiritual" y se alimentan de la atención pública. Disfrutan de esa atención como la sanguijuela se alimenta de la sangre de otros.

Estas personas absorben la energía interior de otros y se engrosan. Los presidentes a nivel mundial también se embriagan cuando las multitudes los vitorean y aplauden. Ese tipo de relación es corrupta.

Porque en ella, el superior no comparte sus recursos con otros, sino que se alimenta de otros y acumula sus recursos para sí mismo. Pero la relación basada en dignidad no procede de esta manera. El ser humano más noble, es quien comparte sus recursos y los usa para el crecimiento de los demás.

Uno de los móviles importantes del sistema tiránico, es la propensión al estatus y la fama.

La conexión con Dios es la fuente de dignidad. Quien está más cerca de esa fuente es más noble y ayuda más a otros, porque está conectado a un manantial infinito.

Quien está lejos de esa fuente, tiene menos dignidad. Pero cuando ese vínculo se interrumpe y las relaciones humanas se basan solo en la materia, no surge dignidad, sino que el ser humano se vuelve una mercancía en el mercado competitivo.

En ese ambiente, a veces se usa la diplomacia hipócrita, donde tras derrotar al oponente se le felicita. El campo deportivo, el comercio e incluso la familia se definen por la competencia, donde esposo y esposa compiten por aprovecharse más.

En tales relaciones, el deseo de fama, entendido como superioridad, no debe aceptarse, sino corregirse y purificarse para tender a cero, pero en sistemas materialistas ese deseo crece constantemente.

Uno de los motores que hace girar esos sistemas es justamente esa propensión al estatus, fama y lujuria. Si el deseo sexual desapareciera en las sociedades materialistas, gran parte de su movimiento se detendría. Si la competencia por la fama se eliminara, el desarrollo material se paralizaría.

Ahora, si un creyente quisiera ingresar en ese proceso de desarrollo para servir al islam, en la práctica no es posible.

Se debe definir otro proceso. Se insiste siempre en que nadie está obligado a entrar en un espacio basado en la falsedad y diseñado por sistemas materiales, a menos que, sea una persona especial conectada a otra fuente, como los profetas y santos que Dios envía.

Ibrahim Jalil, aunque solo, porque estaba conectado a la fuente divina, era toda una nación y pudo desbaratar el sistema de Nimrod.

Musa Kalim fue solo ante Faraón y destruyó su sistema. Pero quienes no tienen ese vínculo con la fuente, si ingresan a sistemas materialistas, se disuelven en ellos, como se dice popularmente: "El agua vino y se llevó al esclavo."

El verdadero significado de la caridad, es invertir recursos en el camino del plan del Profeta

Cuando el marxismo alcanzó su auge, el sistema capitalista creó el sistema de seguridad social para evitar revoluciones marxistas y reducir la brecha social, pero eso es solo una farsa.

Los dueños del poder y la riqueza diseñaron válvulas de seguridad para perpetuar su explotación. No hay que dejarse engañar por estos procesos, puede haber personas buenas, pero hablamos de sistemas, sistemas que se forman con intenciones de fama, se organizan y se orientan hacia la sociedad mundial.

Entonces esa fama se usa para crear una relación afectiva entre colonizador y colonizado. Este hecho, no es servicio, sino actuar al servicio del demonio.

La fama aquí se convierte en una herramienta para gestionar el mundo hacia el desarrollo material.

Por eso, puede que una persona tenga en su naturaleza el deseo de ayudar a los menesterosos, pero si ese deseo se inserta en el sistema materialista, incluso si resulta en caridad, esa caridad será una traición a la humanidad.

En la sura (57) Al-Hadid, tras sus versos monoteístas, el Corán dice: Crean en Dios y en Su Mensajero y gasten de lo que les ha puesto como depositarios.

«آمِنُوا بِاللَّهِ وَ رَسُولِهِ وَ أَنفِقُوا مِمَّا جَعَلَکُم مُّسْتَخْلَفِینَ فِیهِ»

Esto significa que hay que entrar en el plan que Dios ha presentado para el mundo y los humanos y gastar y/o invertir los recursos en ese plan.

La caridad verdadera se cumple cuando los recursos se gastan o invierten en el camino del plan del Profeta, no en cualquier plan.

El Corán continúa en esa misma sura: No son iguales quienes gastaron y lucharon antes de la conquista (de La Meca) y quienes llegaron después; aunque ambos reciben recompensa, no son iguales.

«لَا یَسْتَوِی مِنکُم مَّنْ أَنفَقَ مِن قَبْلِ الْفَتْحِ وَقَاتَلَ»

¿Qué caridad es una traición a la humanidad?

Por lo tanto, una caridad correcta y efectiva es la que se realiza dentro del marco del plan del Mensajero de Dios. Si alguien gasta sus recursos en un plan diseñado por los opresores, tiranos y gestores del desarrollo materialista para crear una especie de coalición global en torno al desarrollo, esto no solo no es un servicio, sino que es una traición a la humanidad.

Por supuesto, no se puede decir que todos los individuos que actúan dentro de esos marcos sean traidores, pero sin duda una parte de las caridades que se organizan a nivel global y en beneficio de los opresores, son de esta naturaleza, este acto es una traición a la humanidad.

De hecho, en este camino se aprovechan también de figuras famosas y celebridades, las llevan a la fama internacional usando medios globales y luego les crean una imagen de personas bondadosas y altruistas, una imagen que, como representantes de la civilización occidental, se presenta como símbolo de humanidad que supuestamente sirve para eliminar la pobreza y apoyar a los sectores vulnerables.

Mientras tanto, esa misma civilización ha destruido las bases de esos sectores vulnerables y ha confiscado sus recursos en favor de grandes corporaciones multinacionales.

Este juego se organiza en el marco de un nuevo plan global, un plan que no se limita solo a cambiar las fronteras políticas, sino que busca redefinir también las fronteras económicas.

En este nuevo esquema, ya no consideran lógico que los recursos naturales como el petróleo pertenezcan únicamente a los países anfitriones, sino que los consideran propiedad de los "dueños del poder y capital".

En proyectos como el plan del Nuevo Medio Oriente, se persigue esta política: el objetivo no es solo mover líneas en el mapa, sino también un programa para cambiar la propiedad de los recursos y las relaciones económicas globales.

El rostro faraónico del nuevo colonialismo en la traición a la humanidad

Este proceso tiene antecedentes históricos. Las potencias coloniales desde tiempos remotos han extraído los recursos de diversos países y los han acumulado a su favor.

Luego, para legitimar este proceso, diseñan estructuras simbólicas y mediáticas para presentarse con rostros aparentemente justos, otorgándose una imagen humana y caritativa.

Este es el rostro faraónico del nuevo colonialismo, un faraón que con la herramienta de la democracia impone una especie de "esclavitud blanda" sobre las sociedades, una esclavitud que a través del voto popular gestiona sus deseos y pasiones y la presenta a la sociedad bajo el disfraz de: "libertad" y "elección".

En este marco operativo, las estructuras globales como organizaciones internacionales, instituciones de derechos humanos e incluso campañas benéficas, se convierten en instrumentos para ocultar la naturaleza colonial del sistema de dominación.

El objetivo final es engañar a las naciones y crear una especie de alianza emocional con el colonizador, un intento de inducir la idea de que el "ser humano occidental" es alguien con sentimientos nobles y preocupado por el sufrimiento de los demás.

Por supuesto, nadie niega que en el mundo moderno a veces se ven manifestaciones de empatía humana, incluso en el palacio del faraón puede haber señales de sentimientos humanos. Pero esto no significa en absoluto que la estructura civilizatoria occidental sea emocional.

Occidente con vestimenta humanitaria, comete genocidio

Estas mismas personas que hoy aparecen con rostros maquillados y ropa elegante y se arreglan varias veces al día, en el siglo XX desataron guerras que enviaron a millones de personas a la muerte.

Solo en la Segunda Guerra Mundial murieron más de ciento cincuenta millones, esta cifra solo incluye las bajas directas militares y civiles.

Si se consideran las muertes silenciosas como los siete millones de personas en Irán durante la Primera Guerra Mundial debido a hambrunas, la magnitud del desastre es aún más evidente.

En ese tiempo, en solo diez segundos 160000 personas en Hiroshima quedaron reducidas a cenizas. Sin embargo, hoy esos mismos sistemas envían figuras simbólicas y famosas a África para adoptar una postura humanitaria y, por ejemplo, expresar solidaridad con la pobreza y el hambre de esa región.

Detrás de esta construcción de la imagen bondadosa se esconde una teoría: como los recursos del planeta son limitados, hay que controlar la natalidad en algunas zonas para reservar más recursos para la civilización dominante.

Según este plan se implementaron proyectos de genocidio blando en África.

Enfermedades como el SIDA fueron propagadas en ciertos países y al mismo tiempo se bloqueó el acceso de esas naciones a medicamentos baratos y producción interna para proteger las ganancias de las farmacéuticas occidentales.

Numerosas personas murieron debido a estas políticas. Pero a nivel mediático, algunas celebridades fueron enviadas a esas regiones para que, aparentemente como embajadores de paz y humanitarismo, mostraran una imagen positiva de la civilización occidental.

Un ser humano piadoso y con estatus divino nunca se pone al servicio del modelo neoliberal.

Este proceso no es más que una "traición a la humanidad", aunque la intención de algunas personas dentro de este proceso sea buena. La fama que poseen esas figuras se formó dentro del mismo sistema de desarrollo materialista y, por supuesto, necesariamente están al servicio de ese sistema.

Un ser humano que alcanza una posición social en un nivel divino y de piedad, jamás se presta para promover el modelo neoliberal.

Las famosas figuras que surgen dentro del sistema materialista son parte del mismo sistema y no se pueden analizar independientemente de la estructura que las ha formado.

Estos personajes famosos se organizan, se convierten en parte de un sistema con objetivos y se invierte en ellas en diferentes ámbitos para promover el desarrollo material occidental.

A veces para crear alianzas políticas, a veces para acceder a bienes y poder, y a veces, incluso para formar un estilo de vida consumista.

Numerosos famosos no solo no pagan por bienes de lujo, sino que ganan dinero usándolos, un restaurante famoso no solo les da comida gratis, sino que también les paga por publicar fotos de esa comida en redes sociales.

Ropa de marca y artículos costosos se les entregan gratuitamente. Esta fama se convierte en una herramienta para obtener facilidades, poder y riqueza.

El sistema basado en la fama se convierte en un modelo para alcanzar el poder, un modelo que utiliza todos los deseos y dudas para allanar el camino de la dominación y el desarrollo material occidental.

El objetivo final es implementar un modelo de desarrollo que se formó dentro de la cultura y las relaciones capitalistas y que, aprovechando motivaciones materiales como la lujuria, la fama y el poder, pone todo al servicio de expandir la dominación.

Por lo tanto, no se debe caer en el engaño de la apariencia reformista de este proceso. No se dice que toda reforma sea necesariamente falsa, pero cuando la reforma se realiza dentro del sistema de dominación y con herramientas de fama creadas en ese mismo sistema materialista, el resultado no es otro que fortalecer ese sistema. Porque el dinero que proviene de la venta de alcohol no construye mezquitas.

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