Según un informe de la agencia de noticias Hawzah, Hojatoleslam Hamidreza Mazaheri Saif, investigador en ética e irfan (misticismo), abordó este tema en una pregunta y respuesta, que se presenta a continuación.
Pregunta:
«Si alguien no reza, pero recita otros dhikr o lee el Corán, ¿tienen estos actos algún beneficio para él o no?»
Respuesta:
En respuesta, debe decirse que el dhikr, en cualquiera de sus formas, tiene un efecto espiritual y luminoso, ya sea la recitación del Corán u otros remembranzas.
Sin embargo, un punto importante a considerar es que «la oración es el más grande dhikr divino». En el Sagrado Corán se dice: «Y el recuerdo de Alá es mayor» (29:45). Por ello, la oración, en cuanto a recordar a Dios, es sumamente elevada y trascendente.
Aunque una persona recite miles de dhikr diferentes, estos no pueden alcanzar el rango y la posición de la oración. La oración es un molde único y exclusivo de dhikr que Dios, el Altísimo, ha concedido al ser humano con un diseño preciso, atractivo y sencillo. En este marco especial, se involucran todas las dimensiones del ser humano: cuerpo, mente, lengua y alma.
Dios ha establecido un tiempo específico para este acto de adoración y ha depositado en él secretos asombrosos, convirtiendo la oración en un dhikr concentrado y altamente efectivo.
En las fuentes religiosas se menciona que, si una persona omite ciertos dhikr recomendados, quizá no sea obligatorio compensarlos. Pero la oración tiene tal importancia que no debe abandonarse.
La relevancia de este acto de adoración es tal que Dios ha dicho: «Si dejas de pronunciar algunos de Mis recuerdos, puede ser perdonable; pero este dhikr (la oración) debes realizarlo».
Otra característica destacada de la oración es que es un gran regalo de Dios para el ser humano. Aunque es obligatoria, posee tal rango y santidad que está fuertemente recomendado realizar una prosternación de agradecimiento después de cumplirla. En esta postración, el ser humano debe decir con todo su ser: «¡Oh Dios, gracias por darme esta oportunidad dorada de hablarte y adorarte por unos momentos en Tu presencia».
Según las enseñanzas religiosas, se ha dicho que si una persona realiza la prosternación de agradecimiento después de la oración y suplica en ese estado, su súplica no será rechazada. Es decir, tras dos actos importantes—«la oración» y «el agradecimiento»—, llega el momento en que Dios concede las peticiones del ser humano. Porque ha adorado y ha agradecido, y estos dos son preludios para que las súplicas sean respondidas.
Sin embargo, lo que encierra la oración va mucho más allá de que las súplicas sean atendidas. Sus efectos espirituales, éticos, cognitivos y educativos son tan profundos y amplios que merecen tratarse en espacios aparte.
Finalmente, cabe destacar que todos los dhikr divinos tienen, en su lugar, luminosidad, influencia y capacidad sanadora. La diferencia radica en el grado y el tipo de efecto.
El dhikr siempre es dhikr, pero la oración ocupa el lugar del «amanecer» de los recuerdos divinos. Si comparamos otros dhikr con un fósforo en la oscuridad, la oración es como la luz expansiva del amanecer que ilumina el mundo.
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