Agencia de Noticias Hawzah – Al hablar el jueves en un congreso que conmemora el 50º aniversario del fallecimiento del Gran Ayatolá Milani, celebrado en el Salón Quds de la Biblioteca Astan Quds Razavi en Mashhad, el director de los seminarios de Irán destacó el perdurable legado científico, social y político del difunto clérigo, describiéndolo como una figura emblemática en la historia chií contemporánea.
El Ayatolá Arafi subrayó el papel central de los estudiosos religiosos en la configuración del movimiento islámico, afirmando que el despertar islámico de hoy tiene sus raíces en el levantamiento divino iniciado por el Imam Jomeini (La paz sea con él) y continuado bajo la guía del Líder de la Revolución Islámica. Dijo que honrar a figuras como el Ayatolá Milani es esencial para preservar la identidad académica, espiritual e histórica de los seminarios.
El Perdurable Papel del Seminario de Mashhad
Destacando la importancia histórica del seminario de Jorasán, el Ayatolá Arafi afirmó que la institución ha sido durante mucho tiempo uno de los centros de enseñanza islámica más influyentes de Irán. Señaló que bajo el liderazgo del Gran Ayatolá Milani, el seminario de Mashhad alcanzó un apogeo que extendió su influencia a otros seminarios en todo el país.
"Este es el seminario del cual emergió el Líder de la Revolución Islámica", dijo, añadiendo que su misión debe continuar con mayor profundidad, claridad y continuidad.
Seis Dimensiones de un Legado Duradero
El Ayatolá Arafi esbozó seis dimensiones definitorias de la personalidad del Ayatolá Milani, cada una de las cuales requiere un estudio independiente y profundo.
La primera fue su estatura científica y jurisprudencial. El Ayatolá Milani, dijo, poseía una visión jurisprudencial integral en los principios islámicos, formando a generaciones de estudiosos distinguidos y produciendo obras influyentes en jurisprudencia, teología, exégesis coránica y hadiz.
La segunda dimensión fue su conducta moral y espiritual. El Ayatolá Arafi afirmó que la sinceridad, la humildad, la ascética y la evitación de la fama definieron la vida del Ayatolá Milani, añadiendo que muchas de sus contribuciones se llevaron a cabo en silencio y únicamente por la causa de Dios.
La tercera dimensión fue su estrecho vínculo con la sociedad. Desde Nayaf y Kerbala hasta Mashhad, el Ayatolá Milani mantuvo un contacto directo con el público mientras permanecía profundamente conectado con los círculos académicos e intelectuales.
La cuarta fue su papel de liderazgo y reformista dentro del seminario. El Ayatolá Arafi dijo que el Ayatolá Milani persiguió un enfoque equilibrado, preservando las tradiciones fundacionales mientras abría nuevos horizontes educativos y de investigación, sin caer en el estancamiento ni en un modernismo acrítico.
La quinta dimensión fue su perspectiva internacional y compromiso con la unidad islámica. Sus interacciones académicas se extendieron más allá de Irán, basadas en el diálogo, el compromiso racional y la firme oposición al sionismo.
La sexta y última dimensión fue su perspicacia política y revolucionaria. El Ayatolá Arafi dijo que el Ayatolá Milani ocupó una posición distinguida entre las autoridades religiosas chiíes al reconocer y apoyar el movimiento del Imam Jomeini (La paz sea con él) en un momento histórico crítico.
"La Revolución Islámica transformó la pasividad en acción", afirmó. "El Ayatolá Milani estuvo entre aquellos que comprendieron claramente este mensaje y se mantuvieron firmemente detrás de él".
El Ayatolá Arafi concluyó expresando la esperanza de que el seminario de Mashhad y otros centros religiosos continúen inspirándose en la profundidad académica y la visión revolucionaria del Ayatolá Milani, permitiendo a los clérigos más jóvenes avanzar en los ideales de la Revolución Islámica y honrar el legado de sus mártires.
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