viernes 12 septiembre 2025 - 22:42
¿Por qué debemos mantener la unidad con los musulmanes sunitas?

Hawzah/ El clérigo Hojatoleslam Fariab, miembro del cuerpo académico del Instituto Educativo e Investigativo del Imam Jomeini (QEPD), respondió en su página personal a la pregunta: «¿Por qué debemos mantener la unidad con los musulmanes sunitas?».

Según el informe de la Agencia de Noticias Hawzah, el Hojatoleslam Fariab, miembro del cuerpo académico del Instituto Educativo e Investigativo del Imam Jomeini (QEPD), escribió en su página personal en respuesta a la pregunta: «¿Por qué debemos mantener la unidad con los musulmanes sunitas?» lo siguiente:

Antes que nada, debe saberse que los sunitas respetan a la Familia del Profeta y a los Imames chiíes (paz sea con ellos). Los consideran personalidades eminentes en lo religioso y espiritual. Reconocen al Imam Alí (p) como uno de los más grandes compañeros del Profeta y no consideran lícito insultarlo.

Desde la visión chií, los dos primeros califas musulmanes cometieron agravios contra el Imam Alí (p) y su esposa. Sin embargo, la mayoría de los sunitas no creen en estos reportes. Para ellos, la relación entre el Imam (p) y los califas fue normal y cordial. Mantienen una firme convicción en la legitimidad del califato de los tres primeros califas y no contemplan la posibilidad de que su visión sea errónea.

En esta situación, la mayoría de los sunitas son considerados “ignorantes no culpables” (yāhil qāsir), y no hay motivo para enemistarse con ellos, así como tampoco existe motivo para la enemistad de los musulmanes con los hindúes, budistas o cristianos que también son “ignorantes no culpables”. Dios mismo no los considera enemigos. Incluso cuando los cristianos, desde su ignorancia, consideran al Profeta del Islam (p) un falso profeta, nunca los hemos considerado nuestros enemigos; convivimos con ellos respetando límites, aunque jamás renunciamos a nuestras creencias.

Por lo tanto, insistir en la hostilidad y la división con quienes Dios no considera enemigos Suyos, sino que simplemente por ignorancia no comparten nuestras creencias, no responde a la voluntad de Dios, sino a la voluntad del enemigo de Dios.

Está claro que lo que se entiende por unidad es la unidad práctica, no la unidad doctrinal. La unidad práctica no significa renunciar a nuestras creencias correctas ni abandonar los argumentos al debatir con ellos. Significa convivir pacíficamente con ellos, unirse frente al enemigo común y abstenerse de realizar actos que representen una ofensa a lo que ellos consideran sagrado, ya que tales acciones generan división. Tal como en una familia, los miembros pueden tener diferencias de pensamiento, pero no por ello se convierten en enemigos; de igual modo, los musulmanes son como los miembros de una misma familia, que, en esencia, deben mantenerse unidos frente al enemigo común.

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