Reporte de la Agencia de Noticias Hawzah: El Huyyat al-Islam Karami, experto en asuntos familiares, abordó algunas pautas sobre cómo manejar a un cónyuge que recurre a los insultos, las cuales se detallarán a continuación.
Pregunta:
¿Qué debe hacer una esposa cuyo marido utiliza constantemente lenguaje ofensivo y grosero, hasta el punto de que ella, por miedo a ser humillada en público, guarda silencio y pierde su autoestima?
Respuesta:
No es necesario analizar aquí las causas de este comportamiento, pues es evidente que toda conducta tiene un origen, y el objetivo no es juzgarlo. Por lo tanto, sin ahondar en las razones, nos centraremos en las acciones que deben tomarse en tal situación.
Primer punto: El cambio debe comenzar por la esposa. Es decir, la mujer debe esforzarse por identificar y reforzar las cualidades positivas de su esposo. Es crucial que exprese verbalmente estos aspectos positivos.
Por ejemplo, si el esposo muestra celo por sus hijos o su familia, debe elogiar abiertamente este rasgo, especialmente en presencia de otros. Las personas con este tipo de temperamento necesitan que sus emociones se vinculen con dos factores: primero, la validación y el reconocimiento de los demás, y segundo, la armonía con los sentimientos de sus seres queridos.
Cuando el esposo percibe que los demás lo respetan y que su esposa valora su dignidad, esto puede ser el detonante para un retorno gradual a un comportamiento más adecuado.
Claro, este proceso puede ser difícil para la esposa en ocasiones, pero así como un medicamento amargo es necesario para sanar, aceptar esta dificultad también es esencial.
Segundo punto: Quienes exhiben este comportamiento suelen desconocer la forma correcta de expresar alegría o bromas.
Como mencionan algunas narraciones islámicas, es importante fomentar un ambiente de diversión sana en la familia.
Este proceso debe comenzar en el hogar: los miembros de la familia, especialmente la esposa y los hijos, deben interactuar con actitudes alegres y bromas saludables.
Es crucial que el tono de las bromas sea positivo y nunca derive en insultos o humillaciones.
Dado que el esposo en cuestión considera a su esposa como parte íntima de sí mismo, podría malinterpretar que su comportamiento ofensivo es aceptable.
Debe entenderse que su intención no es necesariamente insultar o menospreciar, sino que tiene una percepción equivocada sobre cómo expresar sus emociones.
Por lo tanto, establecer patrones adecuados de humor y alegría en el hogar puede corregir gradualmente esta mala interpretación.
Tercer punto: Quienes actúan así en casa suelen comportarse de manera similar entre amigos.
La sensación de cercanía y unidad con otros a veces lleva al intercambio de palabras inapropiadas. Para corregir esto, en lugar de sermonear directamente al esposo, la esposa debe responder con paciencia y mesura.
Esto significa mantener la calma y la compostura ante sus comentarios inadecuados. Si entre sus palabras hay uno o dos comentarios positivos, debe destacarlos y enfatizarlos.
El objetivo es reforzar las emociones positivas del esposo y reparar gradualmente el daño psicológico causado por comportamientos pasados.
Como se mencionó, centrarse en lo positivo y fortalecer las cualidades del esposo puede ser muy efectivo para mejorar la relación.
Sin embargo, debe entenderse que estos cambios no ocurren de la noche a la mañana, pues estos patrones de conducta se han convertido en hábitos a lo largo de los años. Por lo tanto, se requiere paciencia, perseverancia y constancia en las acciones correctivas para que, con la voluntad de Dios, se logren progresivamente cambios positivos.
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