la Agencia de Noticias Hawzah | El Corán dice:
«A quienes los ángeles les arrebaten el alma mientras se oprimían a sí mismos, les dirán: “¿En qué condiciones estabais?” Ellos responderán: “Éramos débiles y oprimidos en nuestra tierra.” [Los ángeles] dirán: “¿Acaso no era amplia la tierra de Dios para que emigraseis en ella?” Esos tendrán como morada el Infierno, ¡y qué pésimo destino!» (Sura An-Nisá, versículo 97).
Quienes los ángeles (en el momento de la muerte) tomen sus almas mientras se encontraban en la injusticia contra sí mismos, serán interrogados: «¿Qué hacíais? (¿Y por qué, siendo musulmanes, estabais entre los incrédulos?)». Ellos contestarán: «Éramos oprimidos en nuestra tierra». Entonces [los ángeles] dirán: «¿No era la tierra de Dios lo bastante amplia como para que emigraseis?» Esos no tendrán excusa, y su morada será el Infierno, con un final funesto.
Explicación
Uno de los principios importantes en el Islam es el amor y el apego a la patria. El Emir de los Creyentes, Alí (P), dice:
«La nobleza del ser humano se refleja en su añoranza por su tierra natal.»
(A‘lām ad-Dīn fī Sifāt al-Mu’minīn, t.1, p.179)
Sin embargo, en otro hadiz, el Imam Alí (P) afirma:
«Apegarse demasiado al lugar de nacimiento es signo de estrechez de miras.»
(Ghurar al-Hikam, t.1, p.672)
Así, por un lado se recomienda el amor a la patria, pero por otro, el apego excesivo a ella se considera una señal de debilidad espiritual.
Para esclarecer esta aparente contradicción, acudimos nuevamente al Corán:
«A quienes los ángeles les arrebaten el alma mientras se oprimían a sí mismos…» (An-Nisá, 97).
Y continúa:
«Excepto aquellos hombres, mujeres y niños verdaderamente oprimidos, que no tienen recursos ni encuentran un camino [para salvarse del ambiente corrupto].» (An-Nisá, 97-98).
La conclusión de los relatos de los Imames (P) junto con los versículos del Corán nos conduce a entender que el apego y amor por la patria es válido siempre y cuando no se convierta en un obstáculo para la servidumbre a Dios. Pues la filosofía de la creación es precisamente la adoración divina (1), y todo lo que posee el ser humano debe estar al servicio de este objetivo. De lo contrario, la obligación es abandonar la patria y elegir otra tierra para vivir. Naturalmente, aquellos que no tienen la posibilidad real de hacerlo, serán excusados ante el Dios misericordioso (2).
Notas:
«Y no he creado a los yinn y a los hombres sino para que Me adoren (y así alcancen la perfección y se acerquen a Mí).» (Sura Adh-Dhāriyāt, 56).
Los hadices mencionados pueden interpretarse desde otros ángulos, pero la perspectiva aquí presentada parece abarcar los aspectos centrales del tema.
Elaborado por el Servicio Científico-Cultural de la Agencia de Noticias Hawzah
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