Según reporta la agencia de noticias Hawzah, el Ayatolá Bahjat (que Dios santifique su alma), con una fina ironía, reveló el secreto de la perseverancia en la adoración: el amor y el afecto por el Amado (Dios) rompen las barreras del agotamiento físico. Enseñó al interlocutor que el secreto de la resistencia no está en la juventud del cuerpo, sino en la frescura del alma y la profundidad del amor.
Testimonio:
"Le pregunté al Ayatolá Bahjat (que Dios santifique su alma):
—¿Usted no se cansa [de estar dos horas de pie durante la ziyarah]? ¡Nosotros, que somos jóvenes, acabamos exhaustos!
No respondió.
Al salir del santuario, me hizo señas:
—¡Ven!
Sacó dinero de su bolsillo, me lo dio y dijo con ironía:
—Ve a la herboristería y compra la medicina ‘Ain-Shin-Qaf’ para que no te canses. (Con esto quiso decir: ‘Si recitas [la ziyarah] con #amor y devoción, no sentirás fatiga’)".
Fuente: Libro Este paraíso, aquel paraíso, p. 31
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